Era una tarde soleada cuando Sofía fue a visitar a su abuela. Mientras tomaban un delicioso té con galletas, la abuela le preguntó a su nieta:
"Sofía, ¿cómo te ha ido en la escuela últimamente?"
"Bien abuela, he estado trabajando muy duro en mis tareas y proyectos. Pero a veces me siento un poco cansada y me cuesta mantener la motivación."
La abuela asintió con sabiduría y le dijo:
"Hija mía, te entiendo perfectamente. Ser estudiante no es tarea fácil. Hay momentos en los que nos sentimos cansados o desmotivados, pero es importante no rendirse. Déjame compartirte un consejo que me ha servido a lo largo de mi vida:
Cuando sientas que las cosas se complican, respira profundo y recuerda que eres fuerte y capaz. No te compares con los demás, enfócate en dar lo mejor de ti misma. Poco a poco, con esfuerzo y perseverancia, lograrás tus metas.
La clave está en mantener una actitud positiva y no perder la esperanza. Incluso en los momentos más difíciles, si sigues adelante con determinación, encontrarás la forma de superar los obstáculos. ¿Me prometes que lo intentarás?"
Sofía escuchó atentamente las palabras de su abuela y asintió con una sonrisa.
"Sí abuela, lo prometo. Voy a recordar tus consejos y a no rendirme. ¡Gracias por tu sabiduría!"
Desde ese día, Sofía llevó consigo las palabras alentadoras de su abuela, que la motivaban a enfrentar los retos con perseverancia y positivismo. Los consejos de la abuela se convirtieron en un valioso tesoro para la joven.
Comentarios
Publicar un comentario